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MONUMENTO EN HONOR A LOS RATONES DE LABORATORIO: HOMENAJE AL SACRIFICIO EN LA INVESTIGACIÓN GENÉTICA

El Monumento en Honor a los Ratones de Laboratorio, una escultura de bronce, representa un tributo profundo al rol crucial que los ratones desempeñan en la investigación genética. Utilizados para desentrañar los mecanismos biológicos y fisiológicos que impulsan el desarrollo de medicamentos y la cura de enfermedades, estos pequeños seres merecen un reconocimiento que celebre su sacrificio y contribuciones.

La escultura fue bautizada como el Monumento a los Ratones de Laboratorio y fue concebida para conmemorar el 55º aniversario de la fundación del Instituto de Citología y Genética de la Academia de Ciencias de Rusia. El artista de Novosibirsk, Andrey Kharkevich, creó una serie de bocetos antes de dar vida a su diseño definitivo del ratón. Entre las varias representaciones de los animales, se eligió una imagen de ratón en una pose que teje una hebra de ADN, como si estuviera tejiendo la trama de la investigación científica.

La ejecución de la escultura fue confiada a Alexei Agrikolyansky, quien enfrentó el desafío de capturar la esencia del ratón en una forma creíble y anatómicamente precisa, con un toque de emotividad. Este proceso no fue simple, ya que el objetivo era retratar al ratón como un ser real sin caer en la caricatura ni en la fantasía.

La piedra fundamental del monumento fue colocada en 2012 y, después de un año de trabajo, la escultura fue finalizada. Su propósito esencial es rendir tributo a los innumerables ratones de laboratorio que han dado su vida en pos de la ciencia y el avance médico.

La obra presenta la figura de un ratón que lleva gafas en la nariz y sostiene agujas de tejer en sus patas, mientras concentradamente teje una doble hélice de ADN. La estructura en espiral de ADN emerge de las agujas y se enrolla hacia la izquierda, simbolizando el ADN-Z, que aún no es del todo comprendido. En contraste, el ADN-B más conocido (el que se enseña en las lecciones escolares) gira hacia la derecha.

Aunque la figura de bronce en sí mide solo 70 cm de altura, la escultura completa, incluyendo el pedestal de granito, se alza a 2,5 metros.

El escultor, Andrei Kharkevich, explicó su diseño al decir: "Combina la imagen de un ratón de laboratorio con la de un científico, ya que ambos están unidos y sirven a un mismo propósito". Añadió: "El ratón está capturado en el momento del descubrimiento científico".

El Instituto de Citología y Genética de la Academia de Ciencias de Rusia planea crear más esculturas que honren a otros animales de laboratorio, acompañadas de placas que describan cómo cada animal ha contribuido a la humanidad. Además, ya existe un monumento a los monos, en el que se encuentran inscritos los nombres de enfermedades humanas que han sido estudiadas y combatidas gracias a los experimentos con estos animales. Con el tiempo, se espera que este espacio se llene de estatuas que rindan homenaje a los animales que tanto han aportado a la ciencia y a la salud humana.

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